En cuatro días de la presencia del Papa Francisco en tierras peruanas, miles de personas se han movilizado hacia las tres ciudades en donde ha estado el Pontífice. Las imágenes de las redes sociales y de los diversos canales de televisión que han trabajado en el Perú, nos han mostrado rostros cargados de fe, de esperanza, entre todos ellos a muchos ha llamado la atención el de Trinidad, la anciana norteña nonagenaria.
Sucedió en la ciudad de Trujillo, cuando el Papa recorría la calle Gamarra, del Colegio Seminario de San Carlos y San Marcelo, lugar en donde tuvo un encuentro con los religiosos y religiosas que habían llegado de diversos lugares del Perú. Un letrero llamó su atención e hizo que se detuviera y bajara del Papamóvil. Lo que leyó el Papa fue esto: "Me llamo Trinidad, cumplo 99 años, no veo, quiero tocar tu manito".
La imagen es elocuente, vemos un letrero sostenido por quien acompañaba a la anciana y luego ella, con la cabeza hacia arriba, esperando que en medio del llamado de tantas personas, el Papa se pueda fijar en ella. La ternura es lo característico en muchos ancianos y Trinidad lo mostró en su letrero "No veo, quiero tocar tu manito" y en su tierno rostro.
Ante esto, el Papa respondió una vez más, con un gesto de ternura, acercándose a saludarla y conversando con ella, preguntándole de donde viene, interesándose por ella. Trinidad ha quedado feliz. Y a todos los que vemos estos gestos con los ancianos, el Papa nos deja una buena lección. Estar atentos a ellos, quienes nos se pueden ya valer por sí mismos, acercarnos, conversar, tratarlos con amor, que cada uno de esos momentos sea un encuentro de ternura, como lo fue para Trinidad.
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