Cocinando pequeñas historias

Siempre se puede presenciar acciones buenas, pero quizá en este tiempo se acentúan ¿Acaso uno está más dispuesto? Aunque todo allá afuera es un sin acabar de propuestas comerciales, las personas de alguna manera están más sencibles. En esta ocasión subí a un bus como todos los días en la mañana antes de las 7:00, de lo contrario llegaré un poco tarde al trabajo. Curiosamente, como si fuera un día en el que la gente no trabaja, había en el bus muy pocos pasajeros, y yo, que había subido acelerado preocupado por ganar un asiento, pues el largo tiempo de viaje no me hace pensar en otra cosa al subir que no sea buscar si es que hay algún sitio libre, y si es que no lo hay presto atención, pues cuando pasa el cobrador pregunta siempre a los pasajeros hasta dónde viajarán, entonces sabré cerca de quien colocarme. En fin, esta vez fue muy sencillo conseguirlo. El bus ya había girado hacia la segunda avenida larga de las que suele recorrer esta línea y no bien comenzada el cobrador e

En cada encuentro lo único que se puede tener seguro es no saber cómo será recibido aquél o aquella que se acerque a conversar con él, mas el intento sí que vale la pena, porque del otro lado hay un corazón, un alma que necesita algo que es difícil reconocer bien, por ahora, quizá el polvo en los años de la historia en su vida no deja avanzar un poco más, pero igual se puede dar un paso y tras él, otro y otro, finalmente se avanza. A propósito del polvo, si es que han tenido la experiencia de estar en algún lugar en donde el polvo es abundante, recordarán que si no pasamos un trapo por los objetos, éstos, poco a poco irán llenándose de polvo. Primero una capa, luego otra, y pronto eso estará cubierto al punto que no recordaremos el color original de aquellos objetos. ¡Sí! habrá que hacer limpieza, quitar las capas de polvo y observar con paciencia para descubrir a quien está allí, es un misterio, no merece poca atención. ¿Dónde nació? ¿cómo llegó allí? lo único que se puede v