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Mostrando entradas de noviembre, 2017

Pescando una buena lección

Sabía que tenía que ser más paciente y esperar, pero quien me conoce sabe que no es esa una virtud de la cual pueda jactarme. Corría un viento de regular intensidad, así que aunque estaba bajo el sol de media mañana, el viento refrescaba el alma. ¿Cuánto tiempo llevamos aquí? -le pregunté a mi reloj- a lo que pronto respondió: cerca de media hora. No era mucho -pensé- y luego fijé la mirada en el mar mientras sostenía la paleta de madera que enrollaba el nylon de pesca. Al fondo pude ver uno de aquellos pescadores de la zona sobre su caballito de totora, balsa milenaria construida con tallos y hojas de totora que mide entre 4 a 5 metros aproximadamente, es usado por los pescadores de Huanchaco, me distrajo un buen momento ver cómo iba avanzando en el mar ¡un espectáculo! para ellos algo de todos los días, para mí no. En el muelle no había mucha gente aún, esto aumentaba mi impaciencia porque debería estar pescando más y luego sonreí al verme nuevamente con esas ideas antecedida

La mariposa y la flor (II) [HISTORIAS]

Decía que poco debe provocar mirar hacia abajo teniendo un hermoso espectáculo en el cielo y paisajes muy atractivos a los costados, pero desde aquella vez cuando conocí a la mariposa naranja con líneas negras había cambiado mucho esta opinión, allá abajo hay un paisaje tremendo, mariposas, abejas, flores, diversidad de plantas, insectos varios, incluso cuando llueve me gusta mirar hacia abajo también, descubro cómo se van formando las rutas del agua, cómo se va abriendo paso en la tierra. Lee la primera parte:  https://goo.gl/MZjiky ¡Unas amarillas! -susurré- ¡Sí! eran unas pequeñas mariposas amarillas, un par, y esta vez se posaron sobre unas diminutas florecillas del mismo color que crecen en medio del pasto ¿qué tipo de flor será aquella? aún no acababa de hacerme preguntas sobre las mariposas que iba conociendo y ya estaba interrogándome sobre las flores; cuando fijamos la mirada sobre ellas comenzamos a descubrir diversas coloraciones ¡todo un mundo! como cuando levantamo

Ayudarlos implica saber ir a su ritmo [MIS ABUELOS]

Dos señores de aproximadamente 75 años, a uno lo vi al sur de la ciudad y al otro hacia el norte, ambos visten con pantalón tipo sastre, el que vi al sur va con una chompa y el del norte con un saco, ambos tienen ya los cabellos color blanco.  Cuando los vi, yo estaba en un micro bus y lo que atrajo mi mirada hacia ambos señores fue un suceso común, el ritmo lento en su caminar frente al ritmo muy acelerado de todo lo que estaba al rededor.  Entonces me pregunté si es fácil detenerse y tener un ritmo pausado cuando todo va a "mil por hora" ¿es fácil frenar y seguir al ritmo del otro? El micro bus avanzaba demasiado rápido, el conductor andaba acelerado, por mi parte observaba por la ventana por si aquel señor del norte, que caminaba a paso lento hacia el paradero, levante la mano o hiciera algún gesto de querer subir al carro, pero no lo hizo, entonces me pregunté: si lo hubiera hecho ¿el conductor del micro bus se hubiera detenido a esperar que el señor suba con tranquil

Conversaciones con mi abuelo [HISTORIAS]

Estuvimos caminando en el parque que está ubicado cerca a casa, el abuelo gusta mucho de hacer eso todas las tardes, salía cerca al ocaso, camina algo breve como dar una vuelta por todo el parque -que no es muy grande- y después le encanta sentarse en una de esas bancas que están bajo un árbol y que permite ver el espectáculo del cielo cambiando de color de celeste azulado a naranja y más naranja hacia el oeste, lugar por dónde se despide. Hoy no sería un día distinto, quizá lo diferente es que esta vez, por fin, separé un tiempo para acompañarlo, así que sólo estaba esperando que se levantase del sillón a coger su bastón y las llaves y disponerse para salir, entonces le diría ¡abuelo! ¿te acompaño? así fue, y él me dijo: ¡Claro! ¿Puedes llevar esa botella con agua? cogí la botella y salimos caminando juntos. A su ritmo, avanzamos, observando todo, comentando lo que veíamos en el camino, al abuelo le gustaban las flores, nunca le había preguntado por qué, pero cuando se encontrab

La mariposa y la flor [HISTORIAS]

Ella me dejó tomarle esta foto en Lircay, Huancavelica - 2017 Poco debe provocar mirar hacia abajo si es que arriba se presenta un hermoso espectáculo de la naturaleza al comenzar el día, cielo despejado en un lugar a más de 3000 metros sobre el nivel del mar, en la sierra peruana, día soleado, buen clima, templado -diría- ni muy frío a la sombra, ni muy caliente bajo el sol. Tenía que mantener la mirada fija en tan hermoso paisaje, no había otra posibilidad, así de sencillo. Caminando por la pequeña ciudad, entre dos cerros gigantes, cada vez que miraba al de mi derecha recordaba cuando había llegado recién al lugar y pensé ¡Debo subir hasta allá! -Y miraba lo más alto de este cerro- veía un bosque de pinos o eucaliptos -sé que no es lo mismo, pero desde donde miraba no alcanzaba a notar la diferencia- todo se veía muy atractivo, y al primer sábado, de estar allí, lo subí ¡tremenda experiencia! no sólo por hacer trekking, que tanto me gusta, sino por todo el paisaje que acomp

El pequeño valor de estar atentos a los demás

Don Juan recién había subido al bus, quizá entre tanta gente y tantas preocupaciones en cada uno, nadie lo vio, apunto tratando de justificar una mal hábito, él cargaba una pequeña maleta, al parecer un poco pesada, el punto es que con todo ello, ninguno de nosotros le cedimos el sitio. ¿En qué momento aprendimos algo distinto a lo que nos enseñaron? Mientras escribo estas líneas, en un café, levanto la mirada y veo en otra mesa una madre con su pequeño hijo y observo detenidamente cómo lo atiende, cómo se preocupa por él, piden dos jugos y algo para comer, él termina su jugo rápidamente y,  aunque no es sorpresa para mí, ella le sirve del suyo, el niño quería un poco más, la madre no deja de mirarlo, muy atenta, calculo que estaba pensando de qué otro modo puede atenderlo mejor. Esto apoya muchísimo lo que venía pensando al sentarme a escribir. Cuando fuimos niños recibimos amor, atención, la mayoría de los padres se "desviven" por darnos todo, pero centrémonos en

¿Por qué necesitamos a los abuelos en la familia?

Al ver este vídeo cada cual sacará provecho de cada segundo de imágenes y audio de esta hermosa producción de Hirukide , yo me quedo con algunas que han tocado notas profundas en mi interior y han inspirado las líneas que siguen. Hay que esperar hasta final para escuchar el diálogo entre padre e hija y encontrarnos con el gran mensaje de este vídeo. La propuesta está muy clara y ya lo dice el nombre, con los abuelos somos más familia. Para los que en este momento de la vida somos hijos es bueno que pensemos mejor en algunas palabras que aquí se presenta muy bien sobre lo que experimentan los ancianos. "Estoy ya mayor y torpe, y sin tu madre estoy un poco perdido". "A veces creo que ya no sirvo para casi nada" "siento ser una carga en lugar de una ayuda", son algunas de las palabras que dice "Josean" a su hija, son palabras que escuchamos en los adultos mayores de hoy, más, evidentemente, en aquellos que realmente están con algunas enferme

Disfruta un buen abrazo

¿Y si nos damos un abrazo así hoy? Que sea uno que termine con otro más, luego, porque descubres que no bastó el primero. Y sí, a veces el ritmo acelerado, ocupaciones, distracciones en la semana nos roban algunos buenos hábitos, entre ellos, el saludo y un buen abrazo.  En realidad, lo malo viene al acostumbrarse a que la relaciones sean así ¿cómo? con saludos a medias o apurados, sin un buen abrazo, sin un buen deseo hacia el otro, sin una mirada a los ojos, sin palabras de ánimo.  En una de mis visitas al albergue de ancianos abandonados que tanto extraño hoy, por estar lejos, y que está ubicado en el Callao aprendí precisamente esto, lo bueno que es darse un buen abrazo, bien disfrutado, sin apuros. Una mañana, llegué y como solía hacer, me acerqué a saludarlos, saludar a los que estaban siempre en el primer piso, en la entrada del albergue. Pero ya había uno que pronunciaba mi nombre fuerte diciendo "Carlitos, buenos días" y tenía los brazos extendidos, se veía ve

Mi amigo Don Alejo [HISTORIAS]

Aquella mañana, era una como las otras, día soleado, cielo celeste, nubes con los más variados dibujos en el cielo, en el club todo andaba bien. Es necesario explicar que el club era un terreno grande en donde no había nada construido y vivían árboles, un par de ellos de mango por cierto, entre otras plantas pequeñas como el ají, que tanto gustaba a papá; en este lugar estaba el espacio en donde jugábamos en las tardes, eso era el club, decir que andaba bien significaba que no había nadie allí y que no había pasado nada con algo que seguramente habíamos "construido" el día anterior. Al otro extremo de la casa vivía un anciano a quien yo estimaba mucho, han pasado muchos años para echar mano a esta historia, aún no logro recordar el nombre, en fin, seguiré narrando. Él solía salir con su mecedora -mueble ligero con dos patas curvas que con el balanceo del cuerpo hacía mecerse al mueble- y gustaba pasar el rato a la salida de su casa. Había llegado el momento de hacer