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¡Al rescate de Manu!

A simple vista parecía fácil, será que realmente era cosa de valor o sí era peligroso y el grito de todos hacía que luzca sencillo.  Solo tiene que lanzarse, sujetarse de la soga y cruzar -pensaba Mike mirando fijamente a Manuel. Del otro lado del río habían dos más, además de Mike, que miraban fijamente mientras sostenían la cuerda. Con Manuel estaban Luis y César que ya habían amarrado la soga gruesa en una roca. Manu, como le decían todos, veía el agua y aunque sabía nadar, tenía en la mente a sus papás que le estaban regañando por habérsele ocurrido semejante locura "¡te pudiste haber ahogado!" escuchaba en su cabeza con la voz de su mamá furiosa.  Luis y César estaban un poco apurados por pasar también, pues les esperaba a todos la aventura del otro lado, era lo que les motivaba y la razón del pequeño paseo, sin presionar, decían ¡Vamos Manu! ¡Sujétate fuerte de la cuerda y nada! ¡Allá te espera Mike! -Agregó César. Mike era uno de los más altos, sabía nadar, y tenía fue
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¿Te falta tiempo?

¡Quiero robarle tiempo al reloj! pero no sé cómo hacerlo. Y es que las 24 horas no me alcanzan, necesito tiempo para dormir, luego está el tiempo de mis alimentos, aseo, y cosas que siempre tenemos que hacer. Hay otros momentos que necesito para estar con las personas que amo. Siempre pienso: ya visitaré a mi abuelita, ya visitaré a mis tíos o a tal amigo o amiga, pero llega el día y me descubro con algo encima. ¡Necesito más tiempo! ¿Cómo ganarlo? Escuché por allí que sencillamente hay que ponerle fecha a lo que quieres hacer y listo, y sí lo hice, pero este consejo no considera muchas variables que suele tener la vida. ¿Y si el reloj tuviera 30 horas alcanzaría? Son 6 horas más. Definitivamente tendré más tiempo. Sin embargo el hecho de tener más tiempo no logrará que cumpla todo lo que quiero, pues si no puedo en 24 horas ¿Qué me hace pensar que podré con más? Igual puedo llenar ese tiempo con otras cosas, lo que sea, para volver a decir ¡Me falta tiempo! A poner fecha y hora

Caminar, caminar

Caminar, caminar, es hermoso caminar, cierto que es bueno saber hacia dónde vamos, pero no estar ansiosamente preocupados, tanto que dejamos de observar lo que va sucediendo mientras caminamos, dejamos de experimentar la suavidad del viento sobre las hojas de un árbol, los colores múltiples de las flores, o las pinceladas en el cielo, el sonido del mar o de un río que atraviesa la ciudad, no lo sé, de mil formas la naturaleza nos va dando señales de presencia. Darte un tiempo para tomar un café, hacer un alto para salir por la ventana y observar. Si algún ruido no te lo permite, quizá funcione un poco de música y una bebida. Caminar, caminar, hermoso es caminar, conscientes de lo que va pasando y no dejar que la vida sencillamente pase, levantarnos y no darnos cuenta de lo que sucede en el día hasta que estamos en cama y regresamos a la oscuridad para pensar hasta que nos asustamos de hacerlo y preferimos dormir. Pero cómo hacerlo si el ritmo de la vida a veces avanza como un viaje en

¡Presta atención!

La vida es un camino en donde, de tramo en tramo, te encuentras con otros caminantes que recorren su propia historia y si ya han avanzado más pasos que tu y luego los alcanzas aunque sea por un breve tiempo, aprovecha ese momento, tienen mucho que enseñar, solo escucha, presta atención, a todo, aunque no te parezca útil, más adelante descubrirás que sí lo es.

Disfrutando la vida de los que amas

Cuando el interior rebosa de alegría, esa que es profunda, como agua en grandes cantidades que recorren por canales debajo de la tierra, pero que en un momento se aproxima a la superficie y esta no soporta la presión y sale con mucha fuerza, así es un momento de felicidad que termina en lágrimas. ¿Qué pasa por la mente? ¿Qué pensamientos? no lo sé. Sólo viví el momento, la vi y lo guardé. Eso se convertirá en un recuerdo no enclaustrado en el móvil, sino en un lugar en donde no podrá borrarse jamás. La vi feliz, eso guardé y eso bastó. No por los regalos, no por lo mucho o poco que le pudimos dar, más sí por el momento, por estar allí con ella, celebrando, riendo, como siempre, en familia, gozando de la presencia de cada uno  ¿Puede haber algo mejor que disfrutar de la vida de los que amas?

El avión [Historias de infancia]

Una regla de quince centímetros unida al lapicero verde y sostenida por la patita de la tapa azul se convirtió en menos de cinco segundos en un avión que estaba despegando del Aeropuerto Nacional Carpeta, escenario que rápidamente se convirtió en cielo y nubes, esto no podía llamar mucho la atención por lo que aquel improvisado juguete no podía alejarse del área cubierta por la espalda del compañero de adelante.  Sin embargo fueron vuelos maravillosos, que piloto podía estar más contento que el que volaba en gigantesca nave sobre la selva, con un hermoso paisaje de montañas, ríos y lagunas desde el que se veía, además, la sombra de este pájaro gigante, cuando el sol y la altura lo permitían. -------------------------- ¡Conoce un poco más de mí!   Y mira lo que hago:  @carlosantoniosb --------------------------

El árbol [Historias de infancia]

Con el árbol no ha pasado nada, seguía en el mismo sitio, el resto no lo sé, sólo me fijé en aquél árbol de algunos meses de mi infancia. Al mirar las ramas recordé rápidamente cuando las trepábamos y ese momento era nuestra diversión, treparlo, conversar sentados en sus ramas ¿de qué? Tanto no recuerdo, pero seguramente de cosas divertidas.  El tiempo pasaba lento entonces y desde aquella altura todo se veía distinto, no teníamos miedo de caer y rompernos algo, sólo habíamos aprendido a disfrutar de conversar, reír, mirar, molestar, jugar, en un árbol.  ¿En qué momento de la vida desaprendemos todo esto? Dejar de mirar lo que vivimos para con una mirada ansiosa perseguir preocupaciones que nos enfocan al futuro. Sentados en las ramas del árbol de aquel parque sólo había que vivir ese momento y al caer la tarde, bajar y correr al lonche. -------------------------- ¡Conoce un poco más de mí!   Y mira lo que hago:  @carlosantoniosb --------------------------

Un rato en el parque hace mucho por ti

El tiempo es muy corto para quedarte encerrado, dando vueltas en la mente, pensando en cuál será la solución a lo que te sucede ¿y si sales a buscar respuestas? ¡no estás muerto! ¡Respiras! eso ya es un gran milagro, sueñas, puedes caminar, con un poco de esfuerzo quizá, pero puedes hacerlo. También te gusta escribir y lo haces muy bien, deberías ponerte a escribir más seguido, contando lo que quieras, hasta puedes inventarte alguna muy buena, seguramente. Parece que mientras Sergio intentaba conducirlo hacia algún espacio que no sea su cabeza y seguir conversando con todos esos pensamientos negativos, Aldo, aún no había conectado con alguna de sus palabra. ¡Bueno! -Susurró Sergio y siguió hablando- que conste que lo intenté. Y luego la habitación se llenó de un gran silencio, uno de aquellos que permite escuchar todo lo que pasa, incluso fuera de la casa. A propósito, allí había un parque entonces se escuchó la caricia del viento sobre los árboles, el canto de alguna avecill

Da el primer paso, sin escuchar al fantasma

Levantó el paso para dar el otro, aunque por su mente en cuestión de micro segundos había pasado la idea de no llegar a darlo, como un rápido susurro donde él mismo escuchaba su voz diciéndose "¡detente!", mientras el peso del pie había llegado al punto de equilibrio, al siguiente micro segundo se dio cuenta que había tomado una decisión. A penas Pancho decidió sacar adelante su proyecto, por la cabeza danzaban los fantasmas como aquellos del célebre cuento del famoso escritor Charles Dickens , " los fantasmas de Scrooge ". Digamos, sólo para ilustrarles lo que pasaba allí adentro, que esta historia podría llamarse los tres fantasmas de Pancho. Entonces llegó el primero, el   fantasma del pasado que lo atormentaba evocando recuerdos de momentos en los que no pudo sacar algo adelante, desde aquella vez, siendo aún niño, cuando intentó montar una patineta y al segundo intento cayó hacia atrás, no fue tan fuerte el golpe, pero sí la risa de los que lo acompa

Sencillamente un alto

Sigo dando pasos y ahora, a unos muchos kilómetros recorridos, me detengo un momento y miro alrededor, siento calma, paz, respiro tranquilo, aunque agotado por los pasos, lo último fue una subida digamos que estuvo complicada y ya, no necesito más que decir eso. El viento sopla fuerte de sur a norte, me da mucho sosiego, me ayuda a reposar, es el momento en el que decido sentarme sobre una piedra, sacarme las zapatillas y las medias, y dejar que mis pies sientan lo que mis manos, que ellos también reposen. Hacia esta parte del camino de la vida me ha tocado hacer un alto y mirar ¿me debo preocupar por algo más? ¡para nada! no debo ni mirar mucho al pasado más que hacerlo sorprendido y agradecido por lo recorrido y aprendido. Alguna vez escuché de unos caminantes que se detuvieron cerca de este lugar y relamiendo mucho sobre lo recorrido no fueron capaces de seguir, el alto se hizo más largo, los ánimos se extraviaron y el viento que los acariciaba para hacerlos descansar